Comentarios virus-lentos (13): Ébola, virus mortal pero lábil

Se ha escrito, se está escribiendo y se escribirá en el futuro sobre el virus Ébola y que está provocando una epidemia, no controlada en este exacto momento en el que escribo estas líneas,afectando especialmente algunos países del África Oriental. Aunque se habla mucho sobre sus mecanismos de transmisión, poco se menciona sobre las barreras primarias y los tratamientos de desinfección e inactivación del mismo. Esta entrada compila, de manera no exhaustiva, información en este ámbito.

El virus Ébola es fácilmente transmisible, pero unas pocas y baratas barreras primarias reducen mucho el riesgo si se está realizando un trabajo de campo o tratando a los enfermos (África). Estas técnicas incluyen llevar una ropa cerrada protectora (un mono de trabajo), guantes, una máscara filtrante y protección ocular (mejor si son gafas estancas, aunque también son válidas las pantallas). Recordemos, sin embargo, que el riesgo “0” no existe,  y que al ser la primera barrera y la que tiene un contacto más continuado con las infecciones, sobre todo en fase terminal, el personal médico es el principal grupo laboral afectado por las infecciones por Ébola. La seguridad se incrementa si las máscaras filtrantes son sustituidas o completadas con sistemas de presión positiva no integrales, pero exige un mantenimiento del equipo y recarga del mismo, que puede ser complicado en condiciones de campo.

En condiciones de campo, antes de retirar estas protecciones hace falta lavarse bien los guantes (los elementos más expuestos) con agua y jabón. Los guantes lavados deberían ser descartados (siempre son de un solo uso; en algún caso se han visto imágenes de guantes de goma, tipo cocina, secándose al sol en un patio de un hospital de campaña africana después de su desinfección; es una práctica “correcta”, pero ligada a las constricciones económicas). Una vez se retire esta indumentaria protectora, un intensivo y largo lavado de manos con agua y jabón hace el resto. Si no hay jabón, se puede utilizar algún antiséptico de base alcohólica.

En zonas no endémicas (Europa, América) la manipulación se hace estrictamente en Laboratorios NBS4 (ya que se considera un patógeno de grupo de riesgo 4 o GR4), algo que implica trabajar con indumentarias selladas con presión positiva y manipulación en Cabinas de Bioseguridad. En el proceso de salida del laboratorio, el investigador recibe una ducha química que descontamina la indumentaria (que, evidentemente, es hidrófoba, impermeable) antes de retirársela.

El virus Ébola puede ser letal una vez que infecta el individuo, pero es un virus muy lábil, muy débil, cuando tiene que enfrenar la acción de desinfectantes, agentes inactivadores o, incluso, al propio medio ambiente.

El virus Ébola es un virus envuelto de genoma ARN. Como todos los virus envueltos, con una membrana que deriva de la célula infectada, es bastante sensible a los solventes lípidicos (detergentes) y también a agentes oxidantes como el hipoclorito sódico (la lejía doméstica), los compuestos fenólicos, el metanol, el ácido perácetico, aldehídos como el glutaraldehído (a 2%), el formaldehído y una solución de ácido acético a 3% (pH 2,5). El vinagre acostumbra a estar entre el 3% y el 4% de ácido acético, por ejemplo.

El virus Ébola es, también, bastante sensible a condiciones ambientales habituales o a tratamientos físicos de inactivación muy directos y “económicos”. Por ejemplo, se inactiva hirviendo el líquido en el que se encuentra por 5 minutos, o calentando a 60ºC durante 60 minutos, o a 75ºC por 30 minutos. También se describió inactivación por luz UV (por tanto, se ven afectados por la radiación solar) o por rayos gamma (a 1.2 x106 rads, esta sí es una tecnología cara). Todo es una cuestión de probabilidades, sin embargo, ya que un estudio de Sagripanti y colaboradores en 2011, demuestra que para tiempos de exposición a la luz UV de hasta 30 segundos, un 3-4% de los virus Ébola presentes seguían reteniendo su infectividad al estar asociados y protegidos por restos celulares. Una exposición más prolongada seguramente sería más efectiva, pero no se ha cuantificado.

En el ambiente, el virus Ébola puede persistir infeccioso en líquidos y desecado sobre superficies por unos pocos días, mientras que la mayoría de los virus entéricos de transmisión fecal u oral pueden retener su infectividad por meses. La infectividad permanece estable por unos cuantos días en condiciones de refrigeración (4ºC) y se mantiene inalterable a -75ºC (es el método de conservación en los laboratorios de virología).

Una protección respiratoria eficaz, y evitar que el virus entre en contacto con cualquiera de nuestras mucosas y nuestra piel, evitará el contagio. Todo aquello que sea susceptible de estar contaminado y que se quiera conservar, es fácilmente descontaminable (ítem por ítem y con mucho cuidado, una labor muy entretenida). Para el resto, lo mejor es la eliminación por tratamiento con lejía o térmico.

Abandonado a su suerte en el medio ambiente, el virus Ébola, por la acción combinada de temperatura (radiación solar), acción de rayos UV (radiación solar), desecación (viento y radiación solar), acción microbiana y otros parámetros, no persiste más allá de unos días o alguna semana. Un área exterior contaminada (en condiciones de insolación, temperaturas altas y humedad baja) es “probablemente” segura, sin ninguna intervención, en unas pocas semanas.

Aunque probabilidad y seguridad no siempre se dan la mano.

Pero esa, esa es otra historia.

Contenido de interés: Infografía de El Mundo sobre “Cómo evoluciona la infección por ébola

Conoce algo más al autor de este post:

Cap de la Unitat de Biocontenció IRTA-CReSA. comentarisviruslents.org xavier.abad@irta.cat