Comentarios virus-lentos (15): ¡Perro Ébola!
A cuenta del perro de la familia donde se ha dado el único caso de Ébola hasta ahora en España. Hasta donde he leído y comentado con compañeros, la única información que se tiene del efecto del Ebola con perros es que los animales de las zonas infectadas no mueren ni enferman, que no es política de los países afectados sacrificarlos y que sí se sabe que un porcentaje de ellos seroconvierten. Por seroconvertir se entiende que cuando buscamos anticuerpos que reaccionen con el Ébola, estos se detectan en la sangre de los perros de la zona afectada. Por lo tanto el virus ha entrado y ha desatado una respuesta inmune humoral, de anticuerpos. Ni siquiera podría asegurar si el virus llega a propagarse porque unos cuantos lametones de perro a una persona infectada pueden hacerle llegar una carga vírica más que elevada.
Bueno, el animal no parece un gran riesgo pero en estos casos creo que todos estaríamos de acuerdo en que hay que adoptar el principio de precaución. Todo el mundo estaría de acuerdo en aislarlo, creo. Y ya puestos a aislarlo, tal vez hacerlo en un lugar seguro que no sería una perrera clásica. Se podría pensar en el par de centros en España que podrían hacerlo, el CISA, Centro de Investigación en Sanidad Animal, en Valdeolmos, Madrid, y el CReSA, Centro de Investigación en Sanidad Animal, en Barcelona. Allí el perro podría estar en cuarentena y estos centros, que tienen habitaciones herméticas, y trabajan en un ambiente de presión negativa, con duchas de salida y personal con equipos de protección individual suficientemente desarrollados, serían seguros para él, el perro, y los operarios.
Es un buen pensamiento pero parte de un serio inconveniente y es que nada vivo, salvo los trabajadores, puede salir de este tipo de centros. Se trata de centros de Biocontención, que contienen los patógenos y los animales con los que se hacen experimentos, pero también los animales controles de estos experimentos. Ningún animal en cuarentena o en actividad experimental, y eso incluye todos los controles negativos, pueden salir del centro. El principio de precaución nos obliga a sacrificarlos e incinerarlos. Por lo tanto, si el perro resultara no infectado por Ébola le esperaría, a la larga, el mismo destino que ha tenido, desgraciadamente, hace unos pocos días.
El hecho de mantenerlo con vida para ver su evolución y estudiar los efectos tampoco tendría mucho sentido, científico, como mínimo. Cualquier actividad experimental se hace con números relativamente grandes (si se puede de decenas de individuos) de animales y se controla perfectamente la dosis inoculada, vía de inoculación, el régimen alimentario si es necesario, etc. En este caso estaríamos trabajando con un animal, por lo tanto espacio muestral n=1, del que desconocemos cuando se infectó (si es que está infectado), por qué vía, con qué dosis, etc. Por lo tanto el aprovechamiento científico de ello sería literalmente «0».
A partir de aquí entramos ya en los condicionantes personales y de consideración hacia los animales pero esto ya es una cuestión que yo no puedo cuantificar ni valorar. Lo que sí puedo decir es que todo se relativiza mucho cuando ves según qué imágenes de afectados en Sierra Leona o Liberia y sus condiciones de cuidado y tratamiento. No haber volcado los esfuerzos económicos y personales allí, pero no ahora, si no hace unos meses, nos traerá problemas. Y fijaos que esta frase es, por sí misma, profundamente egoísta.
Pero esta, esta es otra historia.