Adicto a Barcelona (testimonio de Feng, un estudiante de doctorado chino en el CReSA)

Cuando trato de recordar los últimos 4 años en Barcelona, ​​me doy cuenta que ya llevo en China 2 meses enteros! Cada momento único que vale la pena recordar parece que me estaba pasando ayer mismo. El cielo azul, la playa maravillosa y la gente apasionada, todo me parece todavía muy cercano…

La primera impresión que tuve de Barcelona fueron el sol y la temperatura agradables. El 26 de Septiembre de 2011, una persona apareció en el aeropuerto de Barcelona a las 10 de la mañana con la frente muy sudada y buscando entre la gente una cara familiar que había visto en un ordenador en un país totalmente diferente. Los únicos compañeros eran una maleta de 23 kg y una bolsa de mano también muy pesada. Esta fue la primera vez que llegué al aeropuerto de Barcelona. Después de recogerme, mi agradable supervisor, Quim, con el humor que lo caracteriza, comenzó a preguntarme sobre mi vida en China y me habló sobre la universidad y el CReSA de camino a la UAB. Con cierto bochorno tengo que admitir que, tras 14 horas de viaje y con mi horrible inglés, no era capaz de concentrarme en la conversación con Quim. Una vez que el coche entró en el campus, Quim empezó a explicarme los diferentes edificios, facultades y también la cultura de esta universidad. Finalmente, aparcamos fuera del CReSA, el lugar donde mi vida de doctorando comenzó y terminó, donde conocí a mis nuevos amigos y donde hicieron de mí un mejor investigador.

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Estudios de campo en granjas de cerdos comerciales.

Para un chino, sin saber nada de español o catalán, la vida al principio fue muy dura, pero también interesante! Por ejemplo, cuando entré por primera vez en un supermercado llamado «Al Campo», estaba perdido en un mar de productos. Exceptuando los que ya conocía de vista, la imaginación y el diccionario fueron imprescindibles para ir de compras. No se pueden imaginar como de avergonzado estaba cuando tuve que escupir el primer bocado del queso de oveja, yo sólo sabía que era queso, pero no tenía ni idea de su sabor – «Demasiado sabor de oveja!» . Recuerdos de la primera vez que quise probar el queso.

En el CReSA, todo el mundo te saludaba con un «¡Hola!» incluso los que no te conocían. Aquí conocí a un montón de amigos que me ayudaron muchísimo en mis experimentos y compartieron momentos geniales conmigo. Con la ayuda de Anna, Eva y tantos otros, rápidamente pude empezar a llevar mi proyecto de forma independiente. Supervisado con afecto por Marina y Tujia, aprendí que un investigador excelente debe ser riguroso consigo mismo y cuidar de todos y cada uno de los detalles de su estudio. Además, mis colegas, amigos de doctorado de diferentes partes del mundo, también me dieron la oportunidad de conocer diferentes culturas, alimentando así mi visión.

…un investigador excelente debe ser riguroso consigo mismo y cuidar de todos y cada uno de los detalles de su estudio.

Al igual que el clima mediterráneo de aquí, los españoles son gente muy amable y apasionada. Como extranjero, es normal tener que preguntar cómo se va a los sitios cuando visitas Barcelona. La gente, amable, y siempre paciente, me mostraron donde quería ir, a veces llegando incluso a acompañarme hasta mi destino. Si tuviera que explicar por qué Barcelona es una ciudad apasionante, yo diría que lo hacen las personas que viven en ella.

Caminando por las calles del centro de Barcelona, ​​los innumerables museos son siempre una buena opción para conocer la intensa historia de la ciudad. Desde el Museu Nacional d’Art de Catalunya hasta Drassanes i Museu Marítim, desde la Sagrada Familia a la Casa Milà, desde el Parc Güell al Museu del FCB, siempre hay museos que te permitirán olvidarte del tiempo y esto es el glamour de la noche de los museos.

Si me preguntan por un lugar donde relajarse, sin dudar diré que en la «playa«. Allí, siempre se ve el cielo azul, barcos de vela, nadadores, jugadores de voleibol y runners.

Después de 4 años trabajando y viviendo en Barcelona, ​​quiero mucho este lugar. Tantos y tantos recuerdos y amigos han hecho un tesoro de mi experiencia en Barcelona.

¡Nos volveremos a ver en Barcelona! Como ya he dicho, no me gusta decir «Adiós«.

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