Comentarios virus-lentos (12): diferentes combinaciones, mismo premio

En los últimos meses un nuevo brote de un nuevo virus de influenza aviaria (una cepa H7N9), en China, ha alcanzado a seres humanos, a pesar de estar catalogado como un virus de baja patogenicidad en aves. Hasta el momento de escribir esta entrada en el blog se cuentan por más de 140 las personas infectadas, con un total de 45 muertos.

Siguiendo la máxima que ante una crisis hay que anteponer siempre medidas de prevención pero si esta se desencadena lo que se precisa es su control, es interesante apuntar que esta nueva cepa, independientemente de su repercusión en seres humanos (las tasas de morbilidad y mortalidad) no parece diferenciarse de otras ya conocidas variantes del virus de la influenza aviaria en lo que se refiere en su resistencia a las contramedidas que le podemos oponer (métodos de inactivación o desinfección).

Así, los tratamientos con desinfectantes de uso general como la lejía (su componente activo, el hipoclorito sódico), el alcohol etílico (etanol, habitualmente diluido al 70% en agua, de grifo), o un desinfectante muy extendido en el mundo veterinario (el Virkon) son totalmente efectivos frente a dicho virus en test de suspensión y para periodos de contacto de 10 a 30 minutos. El etanol 75% fue incluso más efectivo pues eliminó 6 log del virus infectivo en 5 minutos (en pocas palabras inactivó o mató a 1.000.000 partículas víricas infecciosas) en las condiciones ensayadas (ver Virology Journal).

H7N9_CDC

Influenza A (H7N9) virus. CDC/ Cynthia S. Goldsmith and Thomas Rowe

También los virus de la gripe aviaria (y H7N9 no podía ser una excepción) pueden ser inactivados por medios físicos. Dos de habitualmente empleados son los tratamientos térmicos y la aplicación de luz ultravioleta. Así, para dos variantes de esta nueva cepa H7N9 se alcanzaron más de 6 log10 de inactivación tras 30 minutos a 56ºC, tras 10 minutos a 65ºC y tras sólo 1 minuto a 100ºC (la temperatura de ebullición del agua). Se sigue la máxima que a mayor temperatura mayor rapidez en la inactivación, como se ha comprobado en nuestro laboratorio para otros virus zoonóticos como el virus Chikungunya o el virus de la Fiebre del Nilo Occidental pero también para otras variantes de alta patogenicidad  (H7N1, H7N7, H5N1) del virus de la influenza aviaria. Diferentes combinaciones, mismo premio (o castigo en este caso).

La luz ultravioleta, un componente normal de la luz solar, también tiene un efecto pernicioso sobre la viabilidad vírica. En las condiciones ensayadas en el estudio (ver Virology Journal), 30 minutos de exposición, a una radiación ultravioleta entre 250-270 nm, bastó para inactivar totalmente (6 log10) el virus expuesto. En nuestro laboratorio esto también ha sido corroborado para otras cepas víricas de influenza tanto aviares como porcinas.

Si no podemos prevenirlo, y es evidente que no podemos prevenir todo, estemos preparados. Los métodos de inactivación y su aplicación efectiva son un puntal para retornar a la situación de inicio, antes del brote o problema sanitario, dejando un área o un material libre de virus (o bacterias) infecciosos. Cuanto más conocimiento acumulemos sobre las persistencias frente desinfectantes o métodos de inactivación mejor sabremos actuar en zonas o ante materiales contaminados cuando nos “apriete” una emergencia. Aunque ciertamente, un nuevo peligro, una nueva estirpe vírica, puede siempre abrir la caja de Pandora.

Pero esa, esa es otra historia.

Conoce algo más al autor de este post:

Cap de la Unitat de Biocontenció IRTA-CReSA. comentarisviruslents.org xavier.abad@irta.cat