Comentarios virus-lentos (5): una corona más que viene de Oriente
Un nuevo coronavirus (miembro de la misma familia vírica en la que se encuentra el SARS) ha surgido de Oriente. Desde el 2012 se están registrando casos (inicialmente en Arabia Saudita, después también en Catar, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, aunque que ahora se ha extendido a Reino Unido y Francia) de una infección por coronavirus con una aparentemente elevada tasa de letalidad.
Hasta la fecha, 12 de mayo, se han descrito 33 casos con un total de 18 muertes. Respecto al 2012, que contabilizó 12 afectados con 6 casos fatales, hay una evidente progresión en el número de infectados y casos fatales, si bien no debe descartarse cierto sesgo al intensificarse el control y monitoreo.
Algunos estudios apuntan a una mayor facilidad de replicación de este nuevo coronavirus con respecto al virus del SARS, que entre los años 2003 y 2004 provocó una muy elevada preocupación en todo el Sudeste asiático (China, Taiwán, Hong Kong, Singapur, Vietnam, Filipinas, aunque alcanzó Canadá y EEUU) con un balance cercano a los 800 muertos y más de 8000 afectados. Sin embargo, esta rápida capacidad de propagación no presupone necesariamente una mayor virulencia. Tampoco se ha demostrado la dosis infecciosa o el tiempo de contacto necesario para infectarse.
Buena parte de los afectados son personas de edad avanzada que ya presentaban algún que otro problema de salud. En muchos casos las personas infectadas desarrollan una neumonía grave. Se desconoce la proporción de casos asintomáticos o de personas que cursan una enfermedad leve (con sintomatología de resfriado) a las que no se lleva al hospital.
Se desconoce también el origen del virus, aunque no sería muy aventurado decir que podría tener su origen en el mundo animal (se apunta a camellos, cabras e incluso murciélagos), y ser por tanto otro virus zoonótico. La principal preocupación es que adquiera o demuestre una fuerte capacidad de transmisión persona-persona. La transmisión persona-persona ya se ha demostrado en Francia hace unas semanas: un individuo infectado (acababa de volver de un viaje a Arabia) transmitió a su compañero de habitación el virus. Ambos compartieron habitación no más de 3 días. Sin embargo, la facilidad de esta transmisión está en duda, ya que han tenido que transcurrir más de 9 meses para observarla desde la primera descripción del nuevo virus.
Con el foco de la Organización Mundial de la Salud apuntando a este nuevo virus, es de esperar que en las próximas semanas se resuelvan buena parte de las dudas sobre su virulencia, capacidad de transmisibilidad y potencial epidémico de esta nueva variante.
Claro que al virus siempre le queda mutar.
Pero esa, esa es otra historia.